EL ÁRBOL QUE SEPARA A LA MUERTE

DESCUBRIENDO TESOROS Relatos con la memoria desde un oficio intemporal y literario EL ÁRBOL QUE SEPARA A LA MUERTE Me di a la tarea de tomar imágenes del otro desastre, del otro temblor que cimbró la fe de la gente. Aquel crujido que se coló a las bóvedas y a las naves de las casas de los “santos”, en toda aquella antigua y olvidada región de la Sierra Montenegro. Era la semana siguiente del sismo con epicentro en Axochiapan y la tierra todavía olía a raíz de huizache recién desenterrada, a miedo de niños, a flores para muertos huérfanas de repiques de campanas. A todo eso olía el campo sin imaginar aún la sequía de algunos de sus manantiales, como el de San Ramón o Palo Bolero que borboteaban humedad y vida en el municipio de Xochitepec. Mi amistad con el ayudante del pueblo de Acamilpa en ese año (conocido popularmente como Wily), me facilitaba el ingreso a los edificios coloniales y a las casas dañadas del pueblo. Primero entramos a la iglesia local en donde se dibujaba...